Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Viceversa

LA GUERRA CONTRA EL BRASIL: UN TIEMPO OLVIDADO

Primera Parte Por Eduardo Lazzari - Historiador

18/02/2024 06:00 Viceversa
Escuchar:

LA GUERRA CONTRA EL BRASIL: UN TIEMPO OLVIDADO LA GUERRA CONTRA EL BRASIL: UN TIEMPO OLVIDADO

El relato histórico argentino hace hincapié en la gesta de la Independencia, un tiempo que sin duda merece recuerdo permanente y conmemoración debida, siendo cimiento de la construcción de la nacionalidad y el sentimiento patriótico. Incluso podemos afirmar que las campañas militares han ocupado un lugar preponderante en desmedro del análisis de los episodios políticos que dieron origen a la Argentina tal como la conocemos. En las últimas décadas, también se ha dedicado la historiografía al tiempo que va desde el fin de la guerra de la Independencia hasta la sanción de la Constitución Federal en Santa Fe el 1° de mayo de 1853, en el estudiodel proceso de consolidación de las identidades provinciales y la lucha entre el sistema de caudillos, la mayoría federales, y el sistema liberal de gobierno sostenido por los unitarios.

Este panorama de la historia ha dejado de lado la primera guerra internacional que enfrentó la Argentina como unidad política que fue el conflicto bélico por la posesión de la Banda Oriental, antigua dependencia virreinal del Río de la Plata ocupada por el Portugal, y luego por el sucesivo imperio del Brasil, desde la década de 1810. A este olvido ha ayudado la larga historia de amistad entre los dos colosos de Sudamérica desde el siglo XX, haciendo incómodo el relato de aquellos tiempos de enfrentamiento entre las dos naciones, ya independientes en 1825. Por eso consideramos interesante volver a aquellos lejanos años, cercanos ya a su bicentenario, en los cuales las fuerzas argentinas demostraron su hidalguía y preparación, pero los conflictos políticos internos provocaron consecuencias que vale la pena repasar para evitar su repetición.

También te puede interesar:

Antecedentes coloniales del conflicto 

Ya desde los tiempos de la llegada de Cristóbal Colón a América el territorio ubicado al oriente del río Uruguay hasta el océano Atlántico, y desde el río de la Plata hacia el norte, fue objeto de disputas entre España y Portugal. El tratado de Tordesillas en 1494 fijó el límite entre las posesiones del Nuevo Mundo de las dos naciones europeas con una línea imaginaria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Al ser las islas un archipiélago, según la isla que se tomara variaba la línea del tratado. Así, durante tres siglos godos y lusitanos disputaron la propiedad de las tierras arriba mencionadas, que además servían para canjear derrotas y victorias en las guerras que se libraron entre 1500 y 1800 en el continente europeo.

Al fundarse el virreinato del Río de la Plata en 1776, y luego del caos territorial generado por la expulsión de los jesuitas de España en 1767 y del Portugal en 1759, toda la Banda Oriental quedó bajo dominio efectivo de las autoridades de Buenos Aires, sobre todo luego de la campaña militar encabezada por Juan José de Vértiz, el yucateño uno de los más destacados funcionarios coloniales en nuestras tierras. Así fue que la Real Cédula del 27 de octubre de 1777 firmada por Carlos III de España estableció ocho intendencias y dos gobiernos militares: el de los 30 pueblos misionales y el de Montevideo, abarcando éste último el actual territorio de la República Oriental del Uruguay.

Los tiempos de la Revolución y de la Independencia

Cuando se producen los acontecimientos de mayo de 1810 en Buenos Aires, ante la destitución del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, el gobernador de Montevideo Javier de Elío asume de facto el cargo y traslada la capital a su propia sede en enero de 1811. Se abre así un nuevo frente en la guerra de la Independencia, sobre todo luego del pedido de Elío a la corte portuguesa de Juan VIresidente en Río de Janeiro, de tropas para apoyar la resistencia española, lo que es conocido como la 1° Invasión Portuguesa. Luego de dos años de lucha, se produce la caída de Montevideo por del triunfo naval de la escuadra conducida por el marino irlandés Guillermo Brown sobre la flota española del capitán Jacinto Romarate, y la entrada de las tropas revolucionarias al mando del general Carlos de Alvear, todo en mayo de 1814.

La crisis política entre las autoridades enviadas por el gobierno de Buenos Aires y el caudillo oriental José Gervasio de Artigas devino en la 2° Invasión Portuguesa que comenzó el 28 de agosto de 1816 desde el sur actual del Brasil hacia el territorio oriental y la costa occidental del río Uruguay en Entre Ríos y Corrientes. Vale destacar que Juan VI dispuso contemporáneamente la creación del reino del Brasil, sumido en el imperio del Portugal, Brasil y Algarve, hecho que desató una ambición expansionista en la corte de Río de Janeiro, resistida por Gran Bretaña, potencia tradicionalmente protectora del Portugal en su enfrentamiento con España. Finalmente el portugués logró el retiro del embajador británico Lord Strangford, habilitando entonces la campaña contra la Banda Oriental.

Ya estaba Artigas a cargo del gobierno revolucionario en Montevideo cuando miles de soldados portugueses avanzaron en dos frentes: por el norte tomando el fuerte de Santa Teresa, actualmente una joya del patrimonio uruguayo; y otro contra la costa occidental del río Uruguay por medios navales. Eran los tiempos posteriores a la declaración de la Independencia en San Miguel del Tucumán y la Liga de los Pueblos Libres, formada por Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y la Banda Oriental estaban en guerra contra las Provincias Unidas de Sudamérica. 

Debido a que el Directorio, en manos de Juan Martín de Pueyrredón, niega a Artigas el envío de tropas para defender el territorio oriental de los portugueses, éste declara la guerra a Buenos Aires. La carta de Artigas a Pueyrredón dice:"V.E. es un criminal indigno de la menor consideración. Pasará a V.E. oír estas verdades… ellas van estampadas con los caracteres de sinceridad y de la justicia…Hablare por esta vez y hablare para siempre: V.E. es responsable ante las aras de la Patria de su inacción o de su malicia contra los intereses comunes". La brutalidad de los términos de este documento destruyó cualquier posibilidad de acuerdo en contra del enemigo común. En 1819 el general San Martín intentó una mediación ante el riesgo que significaba la guerra civil, pero fracasó en el intento.

Esta segunda invasión duró cuatro años y el 22 de enero de 1820 los portugueses derrotaron definitivamente al ejército oriental en el desastre de Tacuarembó, que terminó con el liderazgo político de Artigas, quien partió al exilio en el Paraguay desde 1820. Entre los episodios poco gloriosos de estos tiempos de la Independencia, el general Fructuoso Rivera decidió revistar bajo las órdenes del ejército portugués, aunque luego tendría notable actuación desde 1830 en el Uruguay.

La provincia Cisplatina

Consolidada la presencia portuguesa en el Uruguay, por orden de Juan VI el gobernador invasor Carlos Federico Lecor convocó a un congreso al que llamó Cisplatino, palabra que significa "más acá del Plata", palabra que no existe en nuestro idioma. Entre el 15 y el 31 de julio de 1821 en el Cabildo de Montevideo 16 notables orientales decidieron luego de arduos debates la incorporación del territorio como provincia Cisplatina al imperio del Portugal, Brasil y Algarve. Mientras tanto se producía en Río de Janeiro una grave crisis política del imperio por las diferencias entre el rey del Portugal y emperador Juan VI y su hijo el príncipe Pedro, por la insistencia del primero en volver a Lisboa y gobernar desde allí todos los dominios. 

El 7 de septiembre de 1822 el príncipe Pedro proclama la independencia y termina constituyendo el imperio del Brasil, luego de un fracasado intento de reino unido entre Portugal y la nación carioca. En la provincia Cisplatina muchos oficiales orientales terminaron jurando lealtad al nuevo emperador, entre ellos el general Juan Lavalleja El estilo autoritario de Pedro I de Brasil fue minando su apoyo popular, inmenso al comienzo de su reinado, provocando entre otras cosas una alteración en los ánimos de los mandos militares orientales, que comenzaron a pensar en una conspiración con apoyo de las antiguas Provincias Unidas. 

Así fue transcurriendo 1823, cuando el único gobernante de las Provincias Unidas que apoyó decididamente a los orientales fue el gobernador santafesino Estanislao López. En Buenos Aires, en abril de 1824 comenzó el gobierno de Juan Gregorio de Las Heras, quien junto a su ministro Manuel J. García eran partidarios de la recuperación de la soberanía argentina sobre la Banda Oriental, pero con las arcas exhaustas por la guerra de la Independencia que estaba terminando y la falta de tropas en el territorio preparadas para la guerra eran prudentes en el apoyo a la gesta del otro lado del río.

Dos episodios iban confluyendo en la misma orientación. Desde Buenos Aires se convocó a un Congreso General, que tendría por misión coordinar los gobiernos provinciales de entonces que eran 13 provincias (aún Jujuy no se había declarado autónoma de Salta) y luego discutir una constitución del estado central, en el que la opinión general era favorable a la reincorporación oriental; y el estado levantisco de los orientales ahora encabezados por los arrepentidos Lavalleja y Manuel Oribe, que se trasladan a la ciudad porteña para organizar una expedición libertadora. 

Así llegaba el año 25, ya por entonces llamado 15 de la Revolución, donde el apoyo de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos iba a animar a los exiliados de Montevideo a preparar una flotilla que con 33 hombres (aunque nunca pudo confirmarse el número, ya que no coinciden nombres y cantidades) iba a protagonizar el inicio de la gesta que la historia llama "de los 33 orientales". Esa es una fascinante historia, que desencadenaría la primera guerra exterior argentina, que relataremos, si Dios quiere, el próximo domingo en estas páginas de "El Liberal".

Lo que debes saber
Lo más leído hoy