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EL LIBERAL . Santiago

Mama Antula, la enamorada de Dios

Por el Prbo. Mario Ramón Tenti.

05/02/2024 06:00 Santiago
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Mama Antula, la enamorada de Dios Mama Antula, la enamorada de Dios

"Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor y el que permanece en el amor permanece en Dios. Y Dios permanece en él". (1 Jn 4, 16).

No hay descripción más bella que ésta: "Dios es amor"; amor que engendra la vida, que protege y anima, que ilumina el peregrinar diario, amor que cura las heridas del alma, amor que nos ayuda a encontrar razones de esperanza para vivir. Mama Antula vivió esta experiencia del amor de Dios desde niña, por eso no sorprendió cuando a los 15 años se consagró al Señor haciéndose beata. Esta elección, frente a otras posibles, nace y se nutre de una relación de intimidad con Jesús. Dios es la fuente que alimenta sus búsquedas y convicciones. El amor es amado, y de esa comunión entrelazada de corazones, nace el anhelo que todos puedan experimentar lo que ella vive: "Oh mi Dios! Quién os viera ya amado de todas las criaturas, tanto cuanto merece ser amado".

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Toda la vida de María Antonia es reflejo del amor de Dios. Su peregrinar para llevar a Jesús con el deseo de que sea conocido y amado por todos nace de este amor, su compromiso solidario con los más pobres, nace de este amor, su humilde paciencia ante el destrato de muchos, nace de este amor, su fortaleza para llevar adelante una misión extraordinaria como nunca antes se vio, nace de este amor.

El amor (Dios) es el motor que mueve su vida, es la única razón que guía sus pasos. Pasaba largas horas en oración, dejándose amar por Dios, para discernir su voluntad: "Yo no sé qué otra cosa mejor puedo hacer que ofrecerme ciegamente al Señor todos los días de mi vida para que haga en mí su santa voluntad".

Dios impregna la vida de Mama Antula en todas sus dimensiones, en ella se cumple esta expresión de Jeremías: "Me has seducido Dios y me dejé seducir, me has atrapado y me has tomado" (Jer 20, 7). Ningún ámbito de su vida ha quedado fuera de este vínculo de amor con el Señor y por eso, podemos llamarla la "enamorada de Dios", porque lleva este tesoro en su alma que convoca, conmueve y contagia a todos los que la frecuentan. Ella permanecía en Dios y Dios en ella.

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