¿Quién era el cabo Luis Leónidas Paz y por qué mató a balazos al mayor Carlos Elvidio Sabella? Su condena a muerte generó una revuelta popular en las calles de Santiago.
"¡Al pecho muchachos!": hoy, a 90 años del fusilamiento del cabo Paz "¡Al pecho muchachos!": hoy, a 90 años del fusilamiento del cabo Paz
El sol resplandecía aquella siesta del 9 de enero de 1935 cuando el cabo Luis Leónidas Paz fue fusilado luego de haber matado a balazos al mayor Carlos Elvidio Sabella. Hoy, a 90 años de ese día de ese verano tórrido y controversial, este hecho marcó a fuego esta tragedia cuyas heridas aún sangran en este Santiago del Estero del siglo XXI.
La condena del cabo Paz, un catamarqueño con un corazón santiagueño, se dio en tiempos en que un gobierno militar regía los destinos de Argentina desde el golpe militar de 1930 que derrocó a Hipólito Yrigoyen. El presidente en ese entonces era Agustín Pedro Justo (h). El gobernador de Santiago del Estero, era Juan B. Castro.
¿Quién era el cabo Luis Leónidas Paz y por qué mató a balazos al mayor Carlos Elvidio Sabella? Su condena a muerte, decidida por el entonces Consejo de Guerra, generó una revuelta popular en las calles de Santiago, con apedreo al edificio del Obispado, la Casa Radical, y locales comerciales, que la policía finalmente pudo controlar.
La conmoción fue por la decisión de fusilar al cabo Paz, un militar que gozaba de una inmensa aceptación entre sus pares. "Inútilmente se esperó la gracia presidencial", titulaba en ese entonces EL LIBERAL. Y, en otros apartados, destacaba: "A las 14.05 fue fusilado el cabo Paz" y "La muchedumbre exaltada cometió graves desmanes".
Otro de los títulos de EL LIBERAL fue: "Fue condenado la pena de muerte el cabo Luis L. Paz". Como lo afirmaría años después Alberto Tasso, historiador, destacó que la historia del cabo Paz es una "historia de las muchas que está guardada en el enorme y frondoso historial de acontecimientos de Santiago del Estero.
O, en palabras de Pedro Segundo Rojas Cuozzo, historiador de vivencias santiagueñas, el ajusticiamiento de Paz es una "tragedia que para Santiago del Estero dejó una herida que aún en el presente no cicatriza". La historia del joven militar que vivió en el barrio El Triángulo, en Santiago, comenzaba a escribirse y a interpretarse de varias maneras.
Las crónicas de la época destacaban que en un primer momento, Sabella fue presentado como víctima, pero apenas pasaron unos días y cuando aún el cabo esperaba para ser ejecutado, la opinión pública fue cambiando su percepción, hasta convertirlo casi en un héroe y luego, decididamente, en un mito.
En su momento, políticos, instituciones e incluso dentro de la institución militar se hicieron gestiones para requerir el perdón presidencial que nunca llegó. Una vez fallecido el cabo, fueron muchas las manifestaciones populares que contribuyeron a engrandecer su figura de ese joven de 28 años.
Qué hizo Paz para que lo fusilarán
La historia del cabo Paz es un hecho real que fue documentado en EL LIBERAL e investigado por el Dr. Néstor Luis Montezanti, quien publicó el libro La tragedia del Cabo Paz en 1999. En tanto, el historiador tucumano Carlos Páez de la Torre, en uno de sus artículos, narró cómo se generaron los hechos que desembocaron en la tragedia.
Con un título contundente, "La tragedia del cabo castigado y del oficial arrogante", Páez de la Torre relata que todo empezó con un hecho insignificante, en Tartagal. Acababan de terminar allí las maniobras del Regimiento 18 de Infantería, con asiento en Santiago del Estero. El jefe se hartó de las repetidas faltas del cocinero Julio Sierra: le dijo que quedaba despedido y que se volviera a Santiago con la tropa que regresaba.
El historiador relató que Sierra se subió a una de las chatas en que viajaban los soldados: le tocó la que era responsabilidad del cabo Luis Leónidas Paz. Llegados a Santiago, salía del cuartel rumbo a su casa, cuando lo interpeló el mayor Sabella, oficial de 42 años, jefe de uno de los batallones. "¿Quién lo autorizó a viajar con el regimiento?", preguntó. Sierra contestó que tenía permiso del jefe, dado en Tartagal, pero Sabella no se conformó. Hizo detener a Sierra y lo interrogó al día siguiente. El ex cocinero precisó entonces que había viajado en la chata que mandaba el cabo Paz, a quien Sabella ordenó su detención.
Paz, un joven popular
Paz gozaba de una enorme popularidad en Santiago, por su actuación como jugador de fútbol en el Atlético Santiago. El arresto que le impuso Sabella dañaba su carrera. Lo iba a postergar en el ascenso, y justo cuando tenía pensado casarse con su novia Zoila Ledesma, que era oriunda de La Banda.
Trató dos veces de entrevistar al mayor, pero Sabella se negó, pero Paz intentó nuevamente. A la hora del almuerzo, el miércoles 2 de enero de 1935, caminó hasta el Casino de Oficiales y se hizo anunciar por un conscripto. Sabella, de mal humor, ordenó al teniente Damundio que hiciera retirar al cabo y que lo arrestara.
El cabo Paz irrumpió en el comedor, de un salto llegó hasta la mesa, extrajo un revólver y acertó seis tiros en el cuerpo del mayor Sabella. Mientras el oficial se desplomaba muerto, Paz salió corriendo, perseguido por Damundio y el subteniente Vera. Lo alcanzaron a las dos cuadras y lo arrastraron hasta el calabozo.
Al mismo tiempo que se velaba el cadáver de Sabella, se conformó un Consejo de Guerra Especial, a cuyo frente estuvo el jefe de la División de Ejército, coronel Eduardo López. A su vez, el capitán Guillermo Amestegui levantó el sumario, con testimonios de todos los presentes en el comedor.
El tribunal deliberó varias horas, el 3 y el 4 de enero. En las dos declaraciones que prestó ante sus miembros, el cabo Paz contó el incidente. Dijo que la negativa de Sabella a recibirlo "me puso fuera de mí: extraje un revólver que llevaba en el bolsillo y de dos saltos penetré en el comedor, disparando el arma". En ese momento, apuntó, "no tuve la impresión de haberle ocasionado la muerte. Después, tiré el revólver y corrí, hasta que fui detenido".
El capitán Máximo Garro, nombrado defensor de Paz, dijo que el cabo era un hombre temperamental, pero buen soldado y buen compañero. Dijo que había obrado bajo una gran presión, que estaba enfermo de sífilis y quecargaba los antecedentes de un padre alcohólico. En ese momento, Paz lo interrumpió. "No es verdad", dijo. Garro quedó descolocado y pidió un receso para hablar con su defendido. "No hay nada que aclarar. Mi padre era un hombre completamente normal y decente", reiteró el acusado.
Oídas todas las exposiciones, el Consejo de Guerra pasó a deliberar. Su fallo fue condenar a Paz a la pena de muerte, de acuerdo con lo dispuesto por el Código de Justicia Militar. El defensor Garro apeló entonces a Buenos Aires, ante el Consejo Supremo de Guerra y Marina. El máximo organismo, presidido por el general Emilio Sartori, confirmó la sentencia el día 6. Y el fusilamiento fue el 9 de enero de 1935.
Conmoción en Santiago
Desde Buenos Aires, el diario Crítica destacó un enviado especial, Roberto Cejas Arias. Muchos años después, en Todo es historia, Fernando Quesada narraría todo en su artículo 1935: fusilamiento en Santiago del Estero.
El pueblo santiagueño se solidarizó con el cabo Paz. El ser santiagueño, deportista, buena persona y solidario fueron condiciones más que suficientes para apoyarlo. Contaban que, cuando administraba el rancho de la tropa, se las arreglaba para repartir el sobrante de comida entre la gente pobre que se acercaba al cuartel.
El juicio de la gente se alimentaba también de rumores. Decían que Sabella se obstinaba en perseguir a Paz, a quien había aplicado arrestos por pequeñeces, en ocasiones anteriores. Y hasta se susurraba la existencia de otros motivos personales, vinculados con mujeres, como trasfondo de esa antipatía del mayor. Además, ¿cómo era posible que se aplicaran penas de muerte todavía?
Empezaron a organizarse manifestaciones, cada vez más nutridas, a las puertas del cuartel del regimiento. Mujeres con niños en brazos se agolparon frente a la Casa de Gobierno: el gobernador, Juan Bautista "El gaucho" Castro, debió salir al balcón y prometer que enviaría un pedido de clemencia por telegrama.
A pesar de todas las gestiones realizadas para evitar la muerte de Paz, el presidente de la República, general Agustín P. Justo, no le tembló la mano para firmar la sentencia de Paz con el "cúmplase" al pie de la sentencia de muerte, cosa que hizo el 9 de enero.
No quería clemencia: el fusilamiento
El cabo Paz se había negado a solicitar clemencia. Recibió la noticia fatal con tranquilidad. Escribió cartas, se despidió de la novia y de los familiares, presenció el bautismo de un sobrino en su celda.
El día fijado para la ejecución, el comercio cerró sus puertas. Toda la actividad de Santiago se centraba en los grupos compactos que vociferaban, blandían letreros o rezaban en las inmediaciones del cuartel.
A las dos y cinco minutos de la tarde del 9 de enero de 1935, el cabo Luis Leónidas Paz fue fusilado por un pelotón de ocho soldados en el patio de maniobras del regimiento. Correspondió al sargento Medina dispararle en la cabeza el tiro de gracia.
Entonces, una multitudinaria cantidad de gente recorrió las calles de Santiago para apedrear edificios como el Obispado, la Casa Radical y destrozar las vidrieras de los comercios que la policía pudo contener.
Tres cartas
Las crónicas de época destacaron que Paz escribió tres cartas las cuales fueron recibidas por EL LIBERAL que las publicó en exclusiva. Una iba dirigida a sus camaradas donde expresaba "Viva la patria. Adiós camaradas". Otra para el pueblo en la que agradecía "todo lo que han hecho por mí". Y la tercera a su hermana: "vos sabés cuanto te he querido y quiero hasta el último momento de mi vida" y "cuídate mucho y preocúpate de tu salud para que vivas muchos años".
"¡Al pecho muchachos!"
En la ardida siesta santiagueña, tanto por el clima como por las revueltas populares que pedían clemencia para Paz, un pelotón de fusilamiento se formó frente a Paz, que se negó a que le vendaran los ojos y sólo pidió al oficial que dirigía la ejecución que le abriera la chaqueta para facilitar el blanco a sus ejecutores.
Se leyó la sentencia y el cabo Paz se paró del banquillo y con voz en cuello gritó al pelotón: "¡Al pecho muchachos!" Y exclamó" ¡Viva Dios y mi Patria!".
"El fusilamiento del cabo Paz", un documental imprescindible que ilumina la trama de una historia oscura
"El fusilamiento del cabo Paz" es el único registro audiovisual ficcionado que refleja, con actores y técnicos de Santiago del Estero, la tragedia que, como bien dice Alberto Tasso, relator de la historia del filme, "a través del arte el mito se consolida en el pueblo y le asegura perduralidad". Hacía referencia al Aire de chaya "Le llaman el cabo Paz", compuesto por Marcelo Ferreira y su esposa Elba Jugo en 1974 y que es con el que cierra esta película con la interpretación de Las Voces Bandeñas.
Dirigido por el cineasta Víctor Pérez, con el acompañamiento del entonces grupo Santiago del Video, este proyecto audiovisual ganó el concurso "Nosotros" (unitarios documentales) por Santiago del Estero en el marco del Plan Operativo de Fomento y Promoción de Contenidos Audiovisuales Digitales para la Televisión Digital Argentina.
Con guión de Enrique Landsman, el filme se centra en Luis Leónidas Paz, un joven de 28 años, perteneciente al Regimiento 18 de Infantería, que fuera condenado a muerte por haber asesinado a su superior, el mayor Carlos Elvidio Sabella.
Para Pérez, la historia del Cabo Paz "es interesante y era digna de ser contada. La historia pedía ser contada".La historia del cabo Luis Leónidas Paz es un hecho real que fue documentado en EL LIBERAL e investigado por el Dr. Néstor Luis Montezanti, quien publicó el libro "La tragedia del Cabo Paz en 1999".
A 15 años de haber realizado este documental, Pérez, convocado por EL LIBERAL contó cómo nació la idea de llevar a la ficción la "jugosa" historia del suboficial que asesinó de dos balazos a un oficial y superior suyo en la ardida siesta de enero de 1935.
"Se dio por una charla casual que tuvimos con el queridísimo Alberto Tasso a quien le comenté las ganas mías de hablar y de contar hechos de la historia nuestra, de Santiago del Estero que por ahí se habían olvidado o que no estaban tan presentes", evocó Pérez.
Añadió: "Él me sugirió algunos temas y entre ellos estaba el del fusilamiento del cabo Paz que ni bien me lo contó quedé prendado por la historia que le veía mucho potencial, ribetes melodramáticos. Era una muy jugosa la historia como para empezar a desgranarla y contarla".
Con Enrique Landsman en el guión y Carlos Díaz Brandán en la producción, comenzaron a darle forma a este documental que es único en el país sobre un hecho del que aún se habla. Era el año 2010 cuando Pérez ganó un concurso del Incaa y por ello obtuvo la suma de 65 mil pesos.
Archivos de EL LIBERAL
Durante todo el 2010 se enfocaron en la realización, principalmente en lo que se refería al acopio del material bibliográfico disponible. En ese sentido, Perez destacó que recurrió al diario EL LIBERAL y el Archivo General de la Nación.
"Tanto del diario EL LIBERAL como del Archivo General de la Nación fueron muy generosos y nos cedieron los archivos que necesitábamos en esos momentos. Ese material nos sirvió para redondear todo lo que fue el guion", valoró Pérez.
El documental contó con la participación de actores, técnicos y productores de Santiago del Estero y un trabajo en el que participó el entonces grupo "Santiago del Video".
Sergio Chazarreta se puso en la piel de Luis Leónidas Paz y Rafael Acosta en la de Carlos Elvidio Sabella.
Para la recreación fidedigna, especialmente, alquilaron trajes militares de época. Para esto tuvieron que contactarse con casas proveedoras de vestuario en Buenos Aires.
La mayor parte del documental fue rodado en lo que hoy es el predio de Gendarmería Nacional en Santiago. Pérez agradeció a las autoridades de entonces por el apoyo.
"La gente que contactamos para que nos den una mano, realmente, se portó muy bien, desinteresadamente. Fue una experiencia muy linda", remarcó.
Pérez destacó la predisposición de los familiares del cabo Paz, desde donde también recibieron material que utilizaron en la realización audiovisual.
El cineasta destacó: "El documental fue muy bien recibido. Nosotros quedamos muy conformes con el trabajo final. Es un proyecto logrado".