Combatió con De Felippe en Malvinas y contó a EL LIBERAL cómo casi mueren juntos

"A Omar De Felippe lo siento como un hermano. Fuimos hermanos en combate en Malvinas, en el servicio militar (hicieron juntos la conscripción en Sarmiento, Chubut). Me encantaría que algún día nos encontremos para contar las anécdotas, tanto las mías como las suyas. Siempre rezo para que él y su familia estén bien y que Dios y la Virgen los acompañen. Para mí es un orgullo y tanto para él también".

Estas son palabras de Héctor Raúl Leal, un excombatiente de la guerra de Malvinas y compañero del actual técnico de Central Córdoba en esa conflagración entre Argentina y Gran Bretaña. Leal, el "Negro", vivió momentos dolorosos, inclusive estuvo al borde de la muerte, junto con De Felippe, cuando una bomba cayó en el lugar en el que estaban resguardados y se salvaron milagrosamente.

Leal vive actualmente en Buchardo, un pequeño pueblo ubicado al sureste de la provincia de Córdoba, a 10 kilómetros de Buenos Aires y a 26 kilómetros de la provincia de La Pampa. Allí, este albañil de 62 años, sueña segundo a segundo (desde que terminó la guerra no volvieron a verse) con reencontrarse con ese amigo del alma, Omar De Felippe, el actual técnico que llevó a Central Córdoba a su primer título en Primera Nacional de la historia, al ser campeón de la Copa Argentina al vencer a Vélez por 1 a 0.

El "Negro" es padre de dos hijos: Milagro Jesús, estudia en la ciudad cordobesa de Río Cuarto; y Bruno Luis, que vive en Buchardo.

En una entrevista telefónica con EL LIBERAL, Leal contó lo vivido en Malvinas junto a De Felippe y su sueño de reencontrarse con el actual DT de Central Córdoba.

-¿Cómo se conocen con De Felippe?

Hicimos el Servicio Militar juntos en Sarmiento, Chubut. Somos clase 62. De ahí fuimos a Malvinas y estuvimos combatiendo en Puerto Argentino, donde recibíamos ataque aéreo y naval. Un día, armamos una trinchera en Puerto Argentino, cerca del aeropuerto, y cayó una bomba cerca, de 200 kilos más o menos, y nos tapó la tierra. De Felippe se da vuelta y me pregunta: "¿Negro, estás bien?" Y yo le respondo que sí. De allí nos retiramos para buscar otras posiciones. Con De Felippe estuve junto en 1981, durante el Servicio Militar, y después en Malvinas durante los 74 días de combate.

- ¿Cómo han sido esos días durante la guerra?

Ni bien ni mal, la pasamos más o menos, pero, después, cuando nos trasladaron cerca del aeropuerto se puso más difícil. Convivíamos en un "pozo de zorro" (en la jerga militar, un pozo de zorro es una zanja de 1,60 metro de profundidad y 2 metros de ancho, donde los soldados dormían durante la guerra de Malvinas. Para que los aviones no los descubrieran, se cubrían con un techo disimulado por tierra y pasto). Había dos soldados por cada pozo de zorro, a 30 o 40 metros de cada pozo y nos comunicábamos con un hilo del que pendía una latita de gaseosa.

- ¿En ese pozo de zorro estuvo con De Felippe o con otro soldado?

Estuve con De Felippe. Después, a él lo trasladaron a otro lado.

-De Felippe, en cada entrevista que le hacen, lo recuerda a usted y el momento en que salvaron sus vidas tras impactar una bomba a metros del lugar en el que estaban.

(Responde con voz entrecortada, al borde de las lágrimas). Tuvimos un Dios y la Virgen aparte. Dios y la Virgen nos protegieron.

-¿Cómo lo recuerda a De Felippe en esos tiempos del Servicio Militar y como combatientes en Malvinas?

Lo recuerdo como un muy buen compañero. Nos cuidábamos uno a lo otro. Una excelente persona. Hablábamos de cuando estaba en la reserva del Club Independiente, en ese tiempo. Un excelente ser humano.

(El que aparece en el círculo, es De Felippe)

- ¿Cómo se siente hoy al verlo a De Felippe exitoso como DT?

Es un muy buen técnico, un muy buen deportista y mis felicitaciones por eso.

-¿No logró reencontrarse con él después de la guerra?

No. Después de la guerra, hasta el día de hoy, no nos hemos podido reencontrar. Sé que en todos los reportajes que le han hecho sobre la guerra de Malvinas siempre me ha nombrado. La verdad, un orgullo, me siento orgulloso de él. Cuando lo veo en la televisión se me caen las lágrimas. Son recuerdos que no nos olvidamos jamás.

- ¿Cómo lo siente a De Felippe?

A Omar De Felippe lo siento como un hermano. Fuimos hermanos en combate, en el servicio militar. Me encantaría que algún día nos encontremos para contar las anécdotas, tanto las mías como las de él. Siempre rezo para que él y su familia estén bien y que Dios y la Virgen los acompañen. Para mí es un orgullo y tanto para él también. Ojalá que podamos reencontrarnos algún día. Sueño con que llegue ese día.

-¿Qué le diría si en algún momento se da ese encuentro?

No me saldrían palabras, pero sí nos vamos a abrazar y llorar los dos juntos. Eso no nos olvidamos jamás.

- De Felippe, en varios reportajes, ha dicho que se debe homenajear "a los compañeros que volvieron y a los que quedaron allá. Es importante que no se olvide y las nuevas generaciones lo sepan".

Nosotros fuimos olvidados mucho tiempo, ocultados por 40 años. Después de 40 años nos vienen a reconocer como héroes de Malvinas, como veteranos de guerra. Fuimos ocultados por la democracia y por todos los gobiernos que hubo.

-¿Qué es lo primero que le viene a la mente cuándo lo ve en la TV, lo escucha en la radio o lo lee en los diarios?

Se me vienen tantas cosas a la mente, pero lo primero que quiero es darle un gran abrazo por todo lo que hemos pasado junto. La verdad, no sabría decirle qué le diría.

-Héroe de Malvinas, resiliencia, superación y gran dedicación de Omar De Felippe después de todo lo sufrido. Un gran ejemplo.

Un gran ejemplo. Aparte, yo estuve cinco años con psicólogos por los traumas de la guerra. Esto me ayudó un montón. Antes, yo era un tipo que no hablaba nada, estaba encerrado, no comentaba nada de Malvinas. Son cosas que le tocó vivir a uno. Mi madre falleció cuando yo estuve en la guerra. Treinta años después, yo perdí un hijo. Son cosas que uno guardaba, guardaba y guardaba. Tuve que hablar a una psicóloga y eso me ayudó un montón.