Por el Prof. Clemente Di Lullo Historiador.
Bicentenario de la batalla de Ayacucho (Fin del dominio español en América del Sur) Bicentenario de la batalla de Ayacucho (Fin del dominio español en América del Sur)
La casi totalidad de los historiadores e investigadores de la historia de América del Sur, repiten en sus escritos que el general José Francisco de San Martín, regresó al virreinato del Río de la Plata (1812) con la misión de liberar e independizar a los pueblos de la América Meridional. Esta resulta ser entonces la causa por la que usaron la denominación "plan continental" a su empresa militar y política de emancipación.
Llama la atención, en este contexto, la escasa referencia que se hace en los libros de historia y, consecuentemente, en las instituciones escolares, del suceso cúlmine del plan sanmartiniano: La Batalla de Ayacucho (1824), victoria que dio fin a la guerra por la libertad americana y acabó definitivamente con la dominación colonial española en estas tierras.
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Quizás su distante localización respecto de la República Argentina; el protagonismo de Bolívar y Sucre o tal vez esa malhadada impostación de que si no ocurrió en Argentina, el hecho carece de significado.
Otros alegan que la no presencia física del General San Martín, explica la minimización de la cuestión. Falta de perspectiva sería la fuente de este dislate. Efectivamente, San Martín no participó de dicho combate, porque como se sabe, después de la desilusión de su encuentro en Guayaquil, con el general Simón Bolívar, voluntariamente y por el bien de la causa de la independencia americana, decidió abandonar territorio peruano para facilitar la organización cohesionada de las fuerzas libertadoras para la última etapa de la guerra por la libertad americana.
Pero eso no significa que su genio militar no sobrevolara el campo de batalla. Se suele afirmar que el mismo Bolívar le dice a Sucre, momentos previos al combate, que cuanta falta le haría en esa instancia decisiva para la libertad de los pueblos, la sagacidad, el tino, la prudencia y la firmeza de conducción (de San Martín se entiende) de la que había dado amplio ejemplo en los enfrentamientos militares, cuyas dificultades y angustias, supo enfrentar y vencer en el terreno que se dieran.
Para una mejor interpretación del significado de esta batalla es necesario atender que en Europa, los estados absolutistas habían firmado una alianza conocida como la Santa Alianza por la cual se fijaban el objetivo de terminar con las ideas revolucionarias francesas y restablecer en sus dominios la hegemonía de las monarquías absolutistas que ignoraban los derechos y necesidades de las clases comunes y más bajas.
Es más, España tenía estacionado en el puerto de Sevilla una flota poderosa esperando la orden de partir hacia América para terminar con los focos de rebelión y recuperar el dominio de estas tierras para la corona española. Pero, frente a la oposición de Inglaterra, esta orden nunca llegó.
Esto, claramente, perjudicaba a las fuerzas realistas del Perú que quedaban libradas a su suerte, sin ninguna posibilidad de recibir refuerzos de soldados ni pertrechos militares que le permitieran sostener su posición.
Ayacucho era entonces, para ambos ejércitos, la última oportunidad, definitiva, para imponer la libertad o la opresión en estas tierras. Sus generales sabían, tenían conciencia plena que todo se jugaba a vencer o morir. Y así lo vivieron, aunque los textos históricos se muestren reacios a darle tal calidad y auténtica importancia.
Así, entonces, el 9 de diciembre de 1824, en la pampa de Ayacucho (voz quichua que significa "Rincón de los muertos"), ubicada al sur del territorio peruano y rodeada por el cerro Condorcanqui o Condorkanqui, el Ejército Libertador del Perú dirigido por Simón Bolívar y el General Antonio José de Sucre, venció al ejército realistas comandado por el general José de Canteracy el propio virrey del Perú, José de la Serna.
Digamos también para no caer en la simpleza de creer que era una guerra entre realistas españoles y patriotas criollos, que el Ejército Libertador estaba compuesto por miles de indígenas, gauchos, paisanos peruanos, venezolanos, colombianos, argentinos (los ochenta últimos granaderos que había dejado San Martín) y también extranjeros como irlandeses, alemanes e ingleses. Situación igual se daba en el bando realista. No era, por lo tanto, una lucha entre buenos y malos, ni tampoco una guerra civil. Era un enfrentamiento ideológico entre quienes querían imponer el gobierno del miedo y el temor y quienes defendían los derechos a la libertad, el respeto a la dignidad humana, a los derechos del hombre proclamados por la Revolución Francesa y la Independencia de las colonias de Estados Unidos.
Digamos que la batalla en sí fue corta; no duró más de dos horas. Tiempo suficiente para que en el campo de batalla quedaran muertos unos 2.000 realistas y 700 soldados del Ejército Libertador.
La victoria fue total e importó la rendición total del ejército realista.
Ese mismo día, el General José de Canterac, por el ejército derrotado y el General Antonio José de Sucre, en representación del ejército victorioso, firmaron la Capitulación de Ayacucho que en su parte esencial disponía la total restitución del territorio ocupado a sus verdaderos dueños, los peruanos, como así también la entrega de todo tipo de pertrechos militares. Y, lo más importante, los realistas se comprometían a abandonar definitivamente el territorio americano para jamás volver con intenciones de conquista.
He aquí expuesta la enorme importancia que este hecho histórico tiene en la historia latinoamericana y que al cumplirse 200 años de sucedido no debe dejar de recordarse con orgullo y agradecimiento a todos los que lo hicieron posible.
En este contexto, alegra saber que el día 5 del corriente mes el Instituto Nacional Sanmartiniano de la Argentina celebró una sesión pública extraordinaria que contó con la presencia del Presidente del Instituto TC (R) Doctor Claudio Morales Gorleri, el Embajador de la República del Perú en Argentina, Dr. Carlos Alberto Chocano Burga y el Embajador de la República Argentina en el Perú, Dn, Samuel Ortíz Basualdo, quienes hicieron referencia a la importancia del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho. En ese mismo acto participó la Fanfarria Alto Perú del Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín".
Esta página escrita desde la provincia argentina de Santiago del Estero, integrante del Norte Histórico de la Patria, lleva la intención simple, llana pero auténtica de unirse al homenaje a tan magno acontecimiento.