LOS "SUSANOS"

El país entero está acongojado con la escandalosa separación de Pampita. La pregunta inmediatamente posterior que se hace el colectivo, femenino masculino, plural y voraz es: "si le pasa eso a Pampita ¿qué nos queda a nosotros?

En fin, se trata de lo que le aconteció a la bonita chica de la Pampa in pópulo. Es decir, trascendiendo un hecho habitual que bien puede darse intramuros, para sortear las paredes de la intimidad y fortalecer el morbo de los voraces espectadores. Precios que se pagan por la fama.

Enseguida se me vinieron a la cabeza casos similares, el más icónico: Susana Giménez. 

Cuando quiso ganar prestigio social a través de su icónico casamiento con "el Duque de Roviralta", tuvo que hacer la vista gorda de que el hombre en cuestión era sólo un apuesto galán de alcurnia oxidada y que le faltaban muchos morlacos para empatar la gran capacidad económica de la blonda del discado.

Ella, se hizo la desentendida y se dio el gusto de casarse a lo grande, en el Roof Garden de un hotel de primer nivel y pavonearse con su apuesto galán por cuanta playa paradisíaca hay en este planeta.

El cuento, como todo aquel que se precie de tal, tuvo su colorín colorado, no necesariamente feliz y un golpe atestado en la nariz, una cara ensangrentada, improperios y humillación, alimentaron a un famélico público.

Esa puerta ostentosa, de Parque Leloir, donde vive "la Su", se me convirtió en un Déjàvu, cuando vi salir al quijotesco García Moritán de la casa de Pampita, con sus trastos en bolsas de consorcio, como metaforizando la decadencia de los ídolos de barro.

Ahora bien, me pregunto, los casamientos están atravesados por el dinero, cosa que no está mal, es un compromiso mutuo y contigo pan y cebolla. Entonces: ¿por qué se quejan las mujeres que se casan con hombres que saben que no son muy afectos al trabajo o bien que no pueden dar con el pinét?, dicho en otras palabras: ¿por qué si compran un marido, con todo y bagaje incluido, no son capaces de bancar la parada y pagar calladitas, la plata o las consecuencias?

No son, Pampita, Susana, Valeria Lynch (que pagó a su carioca ex marido) y tantas otras, inocentes. No en vano llegaron a los lugares de referencia a los que tuvieron acceso. Con esa misma falta de inocencia, se les puede pedir la asunción de la culpa compartida, porque, como dice el genial Alejandro Dolina, una persona puede pecar de cualquier cosa, y es hasta lógico, el único pecado imperdonable es la inocencia.

En definitiva, si una mujer se compra un marido, lo tiene que pagar. No es ni triste ni alegre: es.

Toda Susana quiere sus Susanos, toda Pampita quiere sus Pampitos y hay que tributar por ello.

Y aquí no entra ninguna cuestión sexista. Si hay igualdad de género, que sea para ambos lados. Y aquí quiero dejar sentado, por si no ha quedado en claro, que los discursos del neo-feminismo, me parecen puro alimento para pancarta.

Dios bendiga el amor, que el universo se llene de gente que se ame genuinamente, y que sea como reza la promesa nupcial (que cabe para cualquier otra circunstancia de amorío)

"En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe"…