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EL LIBERAL . Santiago

Con una multitudinaria ceremonia en la Villa, se honró al Señor de los Milagros de Mailín

En su homilía, el obispo resaltó la presencia masiva de fieles "en un año muy especial por inquietudes e incertidumbres, de miedos y angustias, de una crisis económica que toca a todos los hogares de nuestra provincia y nación".

13/05/2024 06:06 Santiago
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Con una multitudinaria ceremonia en la Villa, se honró al Señor de los Milagros de Mailín Con una multitudinaria ceremonia en la Villa, se honró al Señor de los Milagros de Mailín

Con la presencia de miles de peregrinos santiagueños y de todos los rincones del país, se realizó una nueva edición de la Fiesta Grande del Señor de los Milagros de Mailín, en la Villa.

Cargados de fe, con significativas muestras de devoción y entrega, y esperanzados en un futuro más positivo, los fieles llegaron al altar durante los últimos días para participar de los actos centrales que tuvieron lugar ayer, entre el templo y el templete.

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El obispo de la Diócesis de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic presidió la ceremonia central, acompañado por el obispo auxiliar, Mons. Enrique Martínez Ossola; el rector del santuario, padre Sergio Quinzio, y numerosos sacerdotes de la provincia. La misma se concretó, como ya es una tradición, en el templete, frente al santuario.

"Aquí estamos Señor de los Milagros, nuestro Cristo Forastero que has querido quedarte en esta humilde villa del interior de Santiago. En un año muy especial por inquietudes e incertidumbres, de miedos y angustias, de una crisis económica que toca a todos los hogares de nuestra provincia y nación, pero al mismo tiempo en un año de gracia especial como fue la Canonización de nuestra Mama Antula. Volvemos a Mailín, los que hemos tenido la posibilidad de pisar estas tierras, tal vez algunos con mucho esfuerzo, y estar a tus pies, pero también están los miles de hermanos y hermanas que no han podido venir, pero que están unidos a nosotros desde sus hogares y comunidades", comenzó su homilía el prelado, destacando la presencia de los peregrinos, en medio de tanta dificultades.

"Como devotos del Señor de los Milagros, estamos llamados a vivir nuestra fe y esperanza poniendo lo mejor de nosotros en el servicio a nuestros hermanos, comprometiéndonos allí donde la vida se sienta amenazada por el hambre, las enfermedades, soledad, la droga, la marginación, injusticia y todo atropello a la dignidad humana", pidió el obispo.

Se viven tiempos de penurias y desolación

"Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que esto sea a costa de nuestros brazos, que esto sea con el sudor de nuestros rostros", le gustaba decir a San Vicente de Paul, el padre de los pobres, recordó Mons. Vicente Bokalic en su Homilía, para dar paso a un especial pedido destinado a los devotos presentes.

"La esperanza, que es la virtud necesaria para estos tiempos de grandes penurias y desolación, se reaviva cuando encontramos hermanos nuestros que nos tienden una mano, cuando sabemos escuchar al otro sin violentar ni imponer, cuando sabemos jugarnos desinteresadamente por el que sufre cualquier tipo de necesidad. Cuando hacemos sentir que el otro es importante para mí, y merece mi cuidado y amor", pidió.

"Volvemos para llenarnos de su espíritu" 

"¡Cómo no vamos a alabar, bendecir y agradecer tanto amor que es lo único que nos da esperanza en nuestro caminar!", resaltó Bokalic para explicar la devoción y el motivo del enorme esfuerzo de los devotos que llegaron a la Villa.

"Volvemos a estar junto al Señor para llenarnos de su espíritu, de su vida, de su amor para contagiarlos a todos los "hambrientos y sedientos del amor de Dios". Somos peregrinos y volvemos al manantial de agua viva: que nos devuelve la esperanza que perdemos muchas veces al enfrentar inmensas dificultades familiares y comunitarias. Vivimos tiempos muy difíciles en todos los ámbitos, y nos puede pasar como a los discípulos que fueron llamados y acompañaban a Jesús en su camino a Jerusalén", reflexionó el obispo durante su mensaje.

"Volvamos a nuestros hogares para ser signo de esperanza activa asumiendo la misión que nos dejó Jesús"

En la última parte de su mensaje, Mons. Vicente Bokalic envió una especial bendición a los peregrinos y los instó a volver renovados a sus hogares.

"Confirmados en el amor de Jesús, en nuestro querido Mailín, consolados y renovados por la fuerza del Espíritu volvamos a nuestros hogares y comunidades para ser signo de esperanza activa asumiendo la misión que nos dejó Jesús: ser mensajeros y obreros del Reino de justicia, amor y paz. En esta tarea no estamos solos. Nos acompañan con su intercesión una multitud de hermanos que entregaron sus vidas, a veces derramando su sangre, para hacer conocer el amor de Dios. Queridos hermanos y hermanas reunidos ante nuestro Señor de Mailín no busque nuestra alma otra luz sino la verdadera. Jesucristo no defraudará nuestra esperanza", pidió.

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