Emily Azar: “Mantener ciertas rutinas es importante, pero hay que adaptarlas en función del contexto sanitario”

Después de 83 días de aislamiento obligatorio por la circulación mundial del coronavirus, hace dos días, Santiago del Estero pasó una nueva fase: el distanciamiento social. Los cambios de rutina son claramente visibles, ya que los vecinos colmaron la vía pública para realizar compras, completar trámites o practicar algún entrenamiento.

Pero esta nueva experiencia quizás puede afectar emocionalmente a los santiagueños, por lo que la Lic. Emily Azar analiza la situación actual y brinda consejos sobre un paulatino retorno a la actividad normal, en medio de la pandemia.

“Uno fue preparando la mente para que cada tanto se estire la cuarentena, tal como fue pasando cada 15 días. Entonces, la mente se ha acomodado a ir despacio. Pero sabemos que la palabra ‘normalidad’ es tramposa, porque es creer que todo será igual que antes y la realidad no es así. Al hablar de nueva normalidad implica que vamos a reconfigurar las formas de vida, sobre todo en la vía pública, para poder adaptarnos al contexto global. Esto quiere decir que tenemos que aprender a saludarnos a la distancia, a conversar y gesticular más para que se pueda notar más lo que uno quiere decir, a tener paciencia con uno mismo y también con el resto, porque estamos empezando de nuevo a ver cómo nos adaptamos a las formas de comunicarnos, de trabajar, e incluso darse los gustos, porque hasta para ir a tomar un café se tendrá que esperar”, explica la psicóloga.

La Lic. Azar remarca además la importancia de la adaptación paulatina y una positiva reconfiguración de la rutina.

“Mantener ciertas rutinas y horarios es importante, porque hay que adaptarlos en función del contexto sanitario actual. Hay que ser muy pacientes y entender que uno se deberá ir adaptando, que este proceso llevará su tiempo y que habrá que reconfigurar lo que es juntarse a compartir algo. En definitiva, será un reacomodo que llevará su tiempo”, advierte.

Asimismo, la Lic. Emily Azar llama a la sociedad a cumplir las reglas del sistema, a las cuales “a veces cuesta entender, pero hay que adaptarse’.

‘Hay algo distinto que va a emerger en esta situación y uno va a ir adaptándose. La adaptación no será desde el principio. Uno lo hace, reconfigura y vuelve a intentar luego. Va tomando lo nuevo, y lo va acomodando a eso que venía antes, por lo tanto lleva su tiempo de proceso. Las personas a las que más les va a costar son aquellas que están rigidizadas en cuanto a que lo que venían haciendo era lo mejor, porque uno tiende a hacer aquello que le funciona. Y las personas menos rígidas y más flexibles serán las que se puedan adaptar más fácil y crear nuevas formas de vida. Hay que recordar que la necesidad es la madre de la invención. Esto quiere decir que cuando uno necesita algo o ve amenazada cierta seguridad, el cerebro activa una serie de mecanismos para poder conseguir eso”, detalla.

Continuar con los hábitos a pesar de los cambios

En medio de la cuarentena, surgieron cambios de rutina, que sin duda contribuyeron a la salud y al bienestar general de las personas, por ello, la Lic. Azar sugiere mantener hábitos a pesar de los cambios.

“Para uno mismo es importante no descartar todo el proceso psicológico que ha hecho durante la cuarentena, voluntaria o involuntariamente. Esto quiere decir, tener en cuenta todo aquello que se había prometido que iba a hacer después de la cuarentena y no descartar aquello que ha servido. O sea que hay que mantener los cambios que han mejorado su salud mental y física, y seguir sosteniendo ciertas pautas que tienen que ver con el autocuidado y fundamentalmente con pautas de adaptación al sueño, y la regulación de las actividades”, recomienda la profesional.

“En caso de adolescentes, habrá que trabajar en la responsabilidad individual porque suelen creerse omnipotentes”

Una de las cosas que les preocupa a los adultos es qué va a pasar con los hijos, ahora que podrán salir en cualquier momento, y no deberán esperar el fin de semana.

“En el caso de los niños, ellos se acomodan y adaptan más fácil que las personas mayores que ya llevan mucho tiempo viviendo de una determinada manera, porque los niños van aprendiendo y explorando. Entonces, lo irán explorando de distintas maneras; en un principio, con los sentidos, luego predominará un determinado tipo de pensamiento. Entonces uno tiene que ser muy creativo con los más pequeños y uno de los recursos es el juego, que es lo que hace más fácil y más llevadera la adaptación a los cambios. Además cuando ven que otros niños lo hacen también, lo aceptan de una forma más fácil”, explica la Lic. Emily Azar.

Y un párrafo aparte le dedica a los hijos adolescentes.

“Con los adolescentes habrá que trabajar de manera distinta en cuanto a que, ellos interpretan que ‘se levanta la cuarentena: al fin salimos’. Pero ese ‘al fin salimos’ se puede ver como una dificultad para percibir lo que es el distanciamiento. Por lo general, en la adolescencia se subestiman los riesgos, porque hay una cierta sensación de omnipotencia y una disminución de las funciones ejecutivas y racionales por el mismo desarrollo de lo emocional y lo hormonal. Entonces, en ese caso habrá que trabajar en la responsabilidad individual, dada a la presión que pueden ejercer los grupos, y habrá que poner otro tipo de límites”, sentenció la especialista.