“Esta experiencia puede servir para promover un bien mayor”

En un domingo de Pascuas atípico debido a las restricciones del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de coronavirus, el obispo de la Diócesis de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic, encabezó la misa de Resurrección en una Catedral Basílica cerrada, como todas las celebraciones de la Semana Santa.

En su mensaje, el obispo diocesano hizo un fuerte llamamiento a la reflexión y remarcó que esta crisis mundial nos mantendrá alejados de todas aquellas cosas superfluas, para demostrar que todos somos iguales para Dios y que “estamos en una misma vara”.

También, pidió ser más solidarios con los demás y mantener la unión con la familia, con la cual se pasó a compartir mucho más tiempo que el habitual.

Unidad

“Estar unidos es importantísimo para hacer frente a la pandemia”, agregó el prelado.

Finalmente, dijo que debería aprovecharse esta mala experiencia “para promover un bien mucho mayor, en lugar de mantenerse con miedo y pesimismo”.

Durante la jornada de ayer, la mayoría de las parroquias y capillas de nuestra ciudad transmitió la santa misa de Resurrección a través de las redes sociales.

La grey católica vivió una inédita fiesta de Pascua

Las iglesias con la única presencia del sacerdote celebrante, y uno o dos colaboradores a lo sumo, con sus bancos vacíos, fue la característica de las celebraciones religiosas de la Pascua de Resurrección que la feligresía cristiana vivió ayer.

Por otro lado, eso sirvió para que en los hogares practicantes se haya reunido la familia en torno del televisor, la computadora o la radio, a seguir las misas, tal como ocurrió durante toda la Semana Santa, con las tradicionales celebraciones.

Y en este domingo de Pascua tan particular, tampoco se produjeron las reuniones familiares en torno de la mesa al mediodía, las largas sobremesas o las meriendas con roscas y el reparto de los huevitos de regalo.

No se tiene conocimiento de que alguna vez haya ocurrido algo así. Por ello es que esta Pascua de Resurrección va a quedar en lo más profundo de los corazones cristianos. Con preocupación, en soledad, pero con fe.