La banda “poliladron” de Servisur llega al 4° piso y el tribunal filtra la “danza” de escuchas telefónicas La banda “poliladron” de Servisur llega al 4° piso y el tribunal filtra la “danza” de escuchas telefónicas
Una investigación cimentada en testigos de identidad reservada, entrecruzamiento de llamadas, más de 17 celulares peritados y diversas verdades a medias, “viajó” directo al 4° piso del Poder Judicial y un nuevo tribunal analizará la prisión preventiva de una presunta banda conformada por civiles, policías en servicio y otros exonerados. La causa es el atraco a la firma Servisur, del 12 de noviembre de 2019, en cuyo “fragor” varios individuos huyeron con $ 2.413.080.
También te puede interesar:
Tres meses después, el juez de Control y Garantías, Rodolfo Améstegui, dictó la prisión preventiva de Marcelo Alberto Campos, Luis Roberto Serrano (policías); Bruno Augusto Rubín, exonerado de la fuerza, y el 4° resultó Iván Ezequiel Páez Díaz, técnico en celulares.
En su estrategia, la fiscal Carla León juzgó que tres hombres cometieron el atraco, pero acusó globalmente a ocho. La lista sigue con Marcos Villalba, supuesto jefe; su hermano, Maximiliano, más los excarcelados Elsa Beatriz Soria (madre de los Villalba) y Julio César Ledesma, amigo de los dos Villalba.
Las acusaciones
“Robo agravado por el uso de arma de fuego en poblado y en banda” y por “condición de autor en concurso ideal”, son los cargos.
Con el primer round a favor de la Fiscalía, los abogados acaban de apelar. César Barrojo, Gilberto Perduca, Miguel Torres, Javier Leiva y Luis Barraza atacarán la “falta de claridad en la acusación de los roles”, según lo deslizaron a EL LIBERAL.
Para la defensa, “es imprescindible que sean precisadas las imputaciones, porque 6 u 8 personas no cometieron ese asalto”.
En teoría fiscal, Marcos Villalba sería el jefe de la banda; Serrano y Rubín, autores, y Campos y Páez Díaz, coautores del golpe.
Para León, los audios delatan que la banda nació para el asalto previo al 12.
Sin embargo, la defensa duda de la legalidad de los audios. Más inquisitiva aún, interpreta que la conducta de los imputados no puede hacer malabares en el péndulo de una interpretación auditiva, menos convertirse en la base sólida de preventivas y de un futuro juicio oral.
Los Villalba, más lejos que nunca de los investigadores
Los hermanos Villalba continúan distantes, aún con mútiples líneas telefónicas intervenidas por la Justicia.
Es más, su amigo Ledesma había caído preso al citar el nombre de uno de los prófugos, mientras charlaba con la novia de uno.
Para la Fiscalía, los hermanos fueron artífices del golpe, ya que habrían delegado funciones, contratado a gente y facultado al técnico en celulares a un despliegue en cambios de patentes.
Tal vez desde esa hipótesis, Páez Díaz justifica su conducta aferrándose al bajo perfil o resignación.
La policía habría escuchado diálogos en los que se le pedía cambio de patentes de motos, esas que en teoría fueron utilizadas para el asalto. Sin inmutarse, sus abogados reconocen el hecho, pero aclaran: “Qué cambiase una patente no implica que haya asaltado a Servisur”, ironizan Javier Leiva y Luis Barraza.
Allí radica el enfoque abismal que divide a la Fiscalía de la defensa: contemplan la misma película, pero desde aristas antagónicas.
La búsqueda de la verdad sostenida en “escuchas”
Rápido, la Fiscalía prosigue la causa y habría facultado a expertos de la policía a extraer información de aparatos no peritados.
Con apenas unos cuantos testigos de identidad reservada, a investigación parece sustentarse en audios y videos, desde el 12 de noviembre hasta octubre, inclusive.
Por el entrecruzamiento de llamados, la Fiscalía descubrió a una testigo clave apodada “Rana”; cayó preso Serrano y arrastró a tres más; que los asaltantes se ocultaron en una casa de B° 8 de Abril; que los Villalba “digitaban” todo, pero desde afuera; que las motos debían ser destruidas y que se ofrecían gratificaciones al que “hospedare” a los prófugos.
