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“Juani” Brussino, el base que enamora

Juan Ignacio Brussino se encontró con una pelota en la redacción de EL LIBERAL y no aguantó la tentación

Juan Ignacio Brussino se encontró con una pelota en la redacción de EL LIBERAL y no aguantó la tentación.

06/03/2020 01:10 Deportivo
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“Juani” Brussino, el base que enamora “Juani” Brussino, el base que enamora

Su historia en el deporte comienza en Cañada de Gómez, pero no Sport Club como muchos imaginan sino en Adeo, que estaba más cerca de su domicilio y que terminó convirtiéndose en su segunda casa.

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A Juan Ignacio Brussino le brillan los ojos al recordar esos años en los que junto a su hermano Nicolás empezaban a soñar con ser profesionales.

“Desde chico, el amor por el básquet me llevó a saber que eso era lo que quería para mí. Con el apoyo de mis padres (Juan José Brussino y Noemí Demarchi) se me fue haciendo todo un poco más fácil para después, a los 15 años, irme a Marcos Juárez, que está a 80 kilómetros de donde yo vivo. El irme, el tema de la adaptación y el estar monitoreado por mis padres a esa edad, me sirvió mucho. Justo tuve la suerte de que San Martín ascendió al TNA y a partir de ahí, fui conociendo lo que es el básquet profesional. Me gustó, traté de aprovechar cada oportunidad. Fue un trampolín para mi carrera”, comentó “Juani” en visita a la redacción de EL LIBERAL.

“Tengo tres hermanas más grandes (María Paula, María Eugenia y María Cecilia) que se dedicaron al patín a nivel nacional e internacional hasta los 15 años y después decidieron seguir con sus estudios. Mi papá jugó al fútbol muchos años, pero a él siempre le gustó el ambiente del básquet y sus valores. Como acompañábamos a mis hermanas al club y al lado justo había una cancha de básquet y muchos chicos, de a poquito fuimos aprovechando para jugar. Nadie jugó al básquet en mi familia, pero sí había un conocimiento previo de lo que era el ambiente”, explicó el base armador de Quimsa, que está jugando cada día mejor.

La imaginación permite ver a “Juani” y a Nicolás (hoy en Zaragoza) jugando en un aro en el fondo de la casa, pero eso nunca ocurrió. “Teníamos prohibido el aro en casa, por el solo hecho de que teníamos el club a siete cuadras y en vez de quedarnos en casa, debíamos hacer la vida ahí. Hemos querido todo el tiempo un aro en casa, pero nos decían: ‘¿Quieren jugar? Vayan al club’. Y no sé si es como ahora, pero antes hacíamos esas siete cuadras solos, con 10 o 12 años, y sin ninguna preocupación. Eso alimentó mucho el sentido de pertenencia que nosotros tenemos hacia el club”, comentó.

Competir con su hermano se convirtió en una sana costumbre para “Juani”, pero al principio eran batallas.

“Yo me aprovechaba del físico, le ganaba, lo cargaba y él se enojaba, pero a medida que fueron pasando los años, eso fue cambiando y bueno... Hoy en día es muy complicado ganarle. Hoy nos ayudamos mucho. Cuando él ve los partidos de Quimsa por la computadora, me dice lo que hago bien y lo que hago mal. Lo mismo yo cuando lo miro a él. Siempre fue esa sana competencia de que al otro le vaya bien”, reveló entre risas.

Maduración

La Liga Nacional le permitió crecer como jugador y en Libertad de Sunchales terminó de pulirse como profesional.

“A los 24 años, cuando fui a Libertad de Sunchales, hubo un modo de entrenarme, de tomar el básquet profesional. Me dije: ‘Si sigo como vengo, voy a seguir cambiando de club y algún día capaz que no me llame ninguno más’. Hice un click en el sentido de cuidarme un poco más, entrenar fuera de horario, ver el básquet profesional con más respeto, pero sin quitar todos los otros años vividos, que fueron de suma experiencia para mí”, explicó.

El próximo domingo es el Día Internacional de la Mujer y “Juani” tiene como compañera a una de las mujeres más bellas de la provincia: Constanza Moltini.

“Soy un agradecido por el solo hecho de la compañía que tengo y del gran esfuerzo que hace. Ella ha dejado por momentos su carrera de la universidad por acompañarme, por seguir mi carrera. Tuvimos la suerte de volver. Por eso también valoramos mucho el lugar donde estamos. Ella sabe todo el sentimiento y el amor que siento por ella”, comentó el base armador, que tiene como suegro a una gloria del básquet santiagueño: Pedro Moltini.

“Cuando hemos comido asado, nos hemos sentado a hablar y me ha contado. él tiene una escuela en Contadores y a veces yo me acerco para ir a jugar con los chicos y pasar un lindo rato. Y cuando puede y está bien de la rodilla, jugamos unos torneos de triples y he perdido bastante”, señaló sonriente.

De cara al partido del lunes ante San Lorenzo, por Champions League, explicó: “Sabemos del equipo que es, de todo lo que ha conseguido durante todos estos años. Nosotros somos un equipo con muchas ganas de trascender. Vamos a ir a Buenos Aires con la confianza de varios meses de hacer un trabajo muy bueno, pero sabiendo que queremos más”.

El recuerdo de la final perdida en el Súper 20 sigue fresco y “Juani” lo confirmó. “Cuando terminó el partido nos propusimos que a todos los juegos de Liga Nacional usarlos de preparación para llegar a San Lorenzo de la mejor manera y en ese momento, saber que tenemos revancha. Como grupo somos conscientes de eso y trataremos de hacer todo lo posible para ganar”, cerró entusiasmado.

PICK AND ROLL CON EL BASE

Un amigo del básquet: Sebastián Uranga y Emiliano Correa.

Un amigo de la vida: Matías Lapassini y Agustín Araujo. Un entrenador: Mariano Aguilar. Una película: El Gladiador.

Un árbitro: Fernando Sampietro.

Un dirigente: Gerardo Montenegro.

Un libro: La Vieja Usina (Eduardo Sacheri).

El mejor en tu puesto en la actualidad: Facundo Campazzo.

Una comida: milanesa a la napolitana con papas fritas.

El mejor jugador argentino de todos los tiempos: Manu Ginóbili.

Un tema musical: Soy un muchacho de barrio (La Mona Jiménez).

El mejor jugador de todos los tiempos: Kobe Bryant. Un sueño: compartir equipo con mi hermano.


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