Morena, una de las alumnas de Asaim, fue testigo del momento en que las llamas consumían su segundo hogar Morena, una de las alumnas de Asaim, fue testigo del momento en que las llamas consumían su segundo hogar
“¡No! ¡No! ¡No!”, gritaba Morena, mientras se tapaba los ojos para escapar de las imágenes con las que la realidad la atormentaba. La niña con síndrome de down, es hija de Reina, una de las integrantes de la comisión directiva del Instituto Camino de Esperanza de Asaim, y llegó junto con su madre en el momento justo en que el incendio arrasaba con la institución.
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“Ella no quería ver nada, se resistía y me decía “¡No! ¡No! ¡No!”. Ese día, alertados por lo que estaba pasando llegamos por detrás de la segunda dotación de bomberos, y las sirenas de los móviles y el mismo ambiente la asustaron. No aceptaba lo que estaba pasando, fue una situación muy angustiante”, describe entre lágrimas, Reina.
Dolor latente
A casi 20 días del ataque, el dolor resurge a cada instante... cada vez que alguien pregunta por lo acontecido.
“No puedo superar la angustia que me ocasiona la situación. Me acuerdo de las explosiones que se sentían mientras de afuera mirábamos con More lo que pasaba, y duele mucho. No me puedo recuperar. Morena me ve llorar y me pide que me calme: ‘¡No! ¡No!’, me dice. Siento que todo el dolor que tenemos adentro tiene que salir; es una angustia muy grande”, cuenta Reina, visiblemente emocionada.