Los lugares más calientes de la pesca furtiva Los lugares más calientes de la pesca furtiva
“Está la zona de Sumamao, La Cruz, toda la zona de Silípica; más al sur el sector de La Dormida (Loreto); más adelante Bajada, Majada Sur, Tasigasta, Shispi (departamento Atamisqui), hasta La Horqueta, que pertenece a Los Toloza, pasando Juanillo”, identificó Omar Núñez como los lugares más calientes de la pesca furtiva. En todo ese tramo, “la gente de este lado del río larga sus botes”.
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Comparando con otras jurisdicciones, observó por ejemplo que en Mendoza “hay lugares donde no se permite meter lanchas al río, porque los motores contaminan (eventuales fugas de aceite y combustible y hasta por los fuertes ruidos y vibraciones que generan)”, cuando lo más saludable sería hacerlo “con una canoa o una piragua”, es decir embarcaciones “con remo”.
“Los más chicos son de 25 HP, pero también usan de 60, de 70 HP (caballos de fuerza, potencia), que son carísimos, pero que después lloran (los propietarios) porque no quieren pagar la multa”.
Formas ilegales
Los responsables de estos operativos y controles revelaron que afortunadamente “la dinamita ya no se usa”, pero sí grandes redes de varios cientos de metros, hasta algunas de más de un kilómetro: “La vez pasada secuestramos un tramayo, para los que usan ladrillos comunes como pesas”, y con los que “se podría haber levantado una pieza” por la gran cantidad que secuestraron junto con la red gigantesca.
También usan los yoyós, que son “líneas con muchos anzuelos”, con los que la intención consiste simplemente en que el pez se enganche al pasar, técnica altamente dañina porque algunos ejemplares quedan tan mal heridos que incluso logrando escapar no sobreviven mucho tiempo.
“Colocan trampas también, de punta a punta en el río (a todo lo ancho) clavan estacas en las orillas con muchos anzuelos”, lo cual “es un delito”.