ESPECIAL PARA EL LIBERAL

El Colegio Nacional en la historia santiagueña

Por Luis Horacio Santucho. Abogado especialista en Derechos Humanos. En homenaje al Dr. Amílcar Latino Santucho, promoción 1938 del Colegio Nacional Absalón Rojas

El día 2 de agosto del 2021 el Colegio Nacional “Absalón Rojas” nos muestra su nueva epifanía arquitectónica. El edificio “digno de la nación”, como ambicionaba el presidente Julio Argentino Roca y proyectado según sus deseos, por el arquitecto italiano Francesco Tamburini, fue inaugurado el 12 de octubre de 1908.

Ya no estaba Domingo Faustino Sarmiento, tampoco Nicolás Avellaneda, quienes firmaron el decreto de creación el 5 de marzo de 1869, tampoco estaba el gobernador Manuel Baldomero Taboada, autor del petitorio dirigido al entonces ministro de Instrucción Pública Nicolás Avellaneda, para que nuestra provincia pueda ingresar a la red de colegios nacionales que se estaban instalando en varias provincias, “para extirpar la barbarie y los malos instintos” decía Taboada, intentando una alianza estratégica con el sanjuanino presidente.

El Nacional cuando aún no se llamaba Absalón Rojas, comienza a funcionar donde actualmente se encuentra el Teatro 25 de Mayo, la antigua casa de nuestro prócer Juan Felipe Ibarra.

Su primer rector fue Juan de Milburg, designado directamente por el presidente Domingo Faustino Sarmiento, un tirolés que había estudiado en la prestigiosa Universidad de Heidelberg, la más antigua de Alemania. Muy poco se sabe de Milburg, además de ser una calle doble mano que divide los barrios Saenz Peña y Rivadavia de la “Madre de Ciudades”. Solo han quedado sus cartas, escritas bajo la férula de su tremolante eurocentrismo, nos dijo que éramos “una sociedad muerta, cadáver galvanizado que no comprende los gozos de la educación…” sobre nuestra lengua originaria se ha expresado de este modo: “…jerga que parece haber servido de estandarte en todas las guerras habidas y por haber…”.

La historiadora Maria Cecilia Rossi nos dice que en el primer año el colegio tenía 82 alumnos externos, 20 becados y 5 internados, y los primeros bachilleres egresaron en 1883. Entre los primeros profesores podemos mencionar a Luis Silvetti (Idiomas) Augusto Bruchman (Geografia e Historia), Augusto Helman (Gimnasia hoy Educación Física), Juan Hildebrand (Matemáticas) entre otros.

“Cuna de líderes” en relación al colegio Baird, exclamaba en su encendido discurso el Coronel Frank Slade, interpretado por Al Pacino en la película “Perfume de Mujer”, en ese mismo sentido por el Nacional pasaron Absalón Rojas, Ramón Carrillo, Gumersindo Sayago, Antenor Álvarez, Manuel Argañaraz, Horacio Rava, Orestes Di Lullo, Ricardo Rojas, Benjamín Zavalia, Carlos Arturo Juárez, entre otros.

 Entre esos otros hay una historia familiar relatada cariñosamente por Jorge Lescano, se trata de los niños adolescentes Yicano y su hermano Edmundo, vivían en El Bosque, hoy un barrio de la ciudad de La Banda, cruzaban en bote el río Dulce para llegar al Colegio Nacional, así todos los días, perseverancia en el ser diría Baruch, niños cruzando el río, recuerdos pantallas que han quedado registrados para siempre, y así hermanados en esa hermandad de hermanos, fueron promociones de nuestro Colegio Nacional, uno de ellos era justamente el padre de Jorge, el Dr. Luis Alejandro Lescano, emblemático dirigente político de la Unión Cívica Radical, diputado provincial, abogado de presos políticos, luminoso ser humano. Fue secuestrado el 13 de marzo de 1976 en la Plaza Sarmiento de nuestra ciudad y desaparecido durante más de 40 años, hasta que sus restos aparecieron en el Pozo de Vargas en Tucumán, identificado por el EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense). Pudieron con su muerte en un campo de concentración, pero nunca pudieron con esos niños invencibles que cruzaban el río con la patria en la mano.

Durante el período 1876-1883 ha ejercido el cargo de rector del Nacional el canónigo cordobés Martín Piñero, su nombre ha quedado registrado en los anales como el “quemador de libros” de la Biblioteca de la institución. Muy escrupuloso como el cura del hidalgo Don Quijote de la Mancha dio donoso escrutinio de las obras destinadas al fuego, en un informe dirigido al Ministro de la Nación, Onésimo Leguizamón, expresaba entre sus inusitados argumentos lo siguiente: “Jamás permitiré en este colegio que los alumnos coman de estas frutas prohibidas”. Enterado Sarmiento, gritó furioso: “Quemador de libros ya que de hombres no puede”.

El Presbístero Piñero fue opacado cien años después por el Coronel Jorge Gorleri, jefe del Regimiento 14 de Infantería, del Tercer Cuerpo del Ejército, con sede en Córdoba, ordenó la quema de libros el día 26 de abril de 1976, en el patio del cuartel, mientras leía a la prensa el comunicado en estos términos: “esta documentación perniciosa afecta el intelecto y a nuestra manera de ser cristiana”. Lamentablemente para nuestra reciente democracia, Gorleri, muy cercano al genocida Luciano Benjamín Menendez, fue ascendido a General en el año 1984, a pesar de los reclamos de personalidades y organismos de Derechos Humanos.

La férrea disciplina impuesta en el Colegio Nacional tuvo como respuesta una rebelión en el internado y como consecuencia de ello la supresión del mismo. Posteriormente hubo otros hechos de violencia política protagonizados por partidarios y opositores al taboadismo, en las mismas instalaciones del colegio, ocurridas durante las postrimerías del gobierno de los Taboada.

El proceso de laicización fue avanzando paulatinamente y luego de superadas algunas fobias de la burocracia administrativa, el Colegio Nacional se fue convirtiendo en la usina generadora de la élite santiagueña, conforme fue diseñado eficazmente en las dicotómicas determinaciones sarmientinas.

 La extraordinaria reforma edilicia inaugurada por nuestro gobernador Gerardo Zamora, a 152 años de la creación del Colegio Nacional Absalón Rojas, nos obliga a proyectar una nueva mirada pedagógica enclavada desde el sujeto de derecho nacido perfomativamente con la Convención sobre los Derechos del Niño, ese nuevo coloso que avanza y que busca su reconocimiento en un nuevo pacto educativo. No ajusticiar el alma de los estudiantes imploraba el Coronel Frank Slade desde la ficción. Aquí, ahora, hay un nuevo comienzo. Nuevas aulas para elaborar con perspectiva de niñez un futuro para nuestra patria santiagueña.


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