Salud mental, aislamiento social y las tecnologías digitales
Las personas con relaciones de apoyo tuvieron un riesgo considerablemente menor de sufrir síntomas importantes de depresión. A su vez, también disminuyó el tiempo de presencia de estos síntomas.
El aislamiento social y la soledad han sido durante muchos años objeto de preocupación por el efecto que pudieran tener en la salud mental. Numerosos estudios se han hecho (tanto legales e ilegales como éticos o no éticos), pero nunca habíamos visto a esta escala las consecuencias del distanciamiento forzado.
Durante el 2020, los temores se han intensificado hasta llegar a la cúspide al haber pasado un año completo bajo regulaciones estrictas que nos mantienen alejados unos de otros. La vida social de prácticamente el mundo entero ha cambiado, y apenas son unos pocos países los que están ya cerca del inicio del fin de la pandemia.
Sin embargo, no todo ha sido tan malo, ya que las nuevas tecnologías y formas de mantenernos en contacto han sido capaces de amortiguar los efectos colaterales de este aislamiento forzado a gran escala. De esta forma, el impacto en la salud mental ha sido algo menor de lo que pudo ser en épocas anteriores.
Estamos en la era digital
Desde hace algunos años, hemos sido conscientes de que las tecnologías digitales forman parte activa de nuestras vidas. Facilitan actividades como la automatización de procesos, la telecomunicación y la implementación de inteligencias artificiales para llegar a resoluciones únicas que tomarían mucho tiempo descubrir si se encargara exclusivamente una persona.
Las compras en línea y el uso casi constante del manejo de las redes sociales son ejemplos de la vida cotidiana en los que vemos la penetración de la tecnología digital. Su evolución ha sido lenta, pero consistente, de manera que esperábamos ser aún más dependientes de la tecnología con el paso de los años.
Todo cambió con la llegada de la pandemia, y todos nos vimos forzados a utilizar aún más las tecnologías digitales. Esto supuso un problema al inicio, ya que la gran mayoría no estaba lista todavía para dar este paso hacia la era digital. El proceso de adaptación fue tedioso (y costoso para las empresas), aunque ahora parezca que todo funciona perfectamente.
Una adaptación llena de obstáculos
A pesar de que se hablaba de la necesidad de implementar tecnología para facilitarnos el día a día, los prejuicios estaban a la orden en cualquier momento. Se hablaba constantemente de la necesidad de reconectar con la naturaleza y alejarnos de las máquinas. Más que ser un impedimento para el avance científico, ha sido una traba social.
Las generaciones que no crecieron con dispositivos electrónicos en las manos han estado reacios al cambio, como es de esperar. Sin embargo, la situación extrema hizo que más pronto que tarde se normalizara aún más comprar todo por Internet, hacer actividades de todo tipo de línea y entrar al chat argentina para hablar con personas de todo el país.
Si bien antes se hablaba de que las tecnologías digitales más bien propiciaban el aislamiento, fueron la respuesta imprescindible para cumplir con las restricciones sanitarias sin deteriorar aún más la salud mental. La tecnología hizo lo que mejor sabe, resolver problemas puntuales y facilitar la cotidianeidad de las personas.
Las redes sociales son los nuevos aliados
Algunos son partidarios de que estas plataformas alejan a los consumidores de su entorno, por lo que su uso debería estar estrictamente regulado. En la otra cara de la moneda están aquellos que creen que las redes son la manera de mantenernos en contacto con otras personas, independientemente del sitio.
Como es de esperarse, los que consiguieron más pruebas a favor en esta época tan particular fueron los partidarios del uso constante. Es importante destacar que se trata del uso controlado, sin llegar al exceso en el que la persona ve comprometida su salud de alguna manera.
Las personas pudieron conectarse con regularidad al chat gratis para hablar con nuevas personas que sirvieran de amigos o algo más. En algunos casos, incluso fue la vía necesaria para mantener algún tipo de interacción social con otros y estrechar relaciones afectivas de confianza.
En este sentido, el uso de las redes sociales y la comunicación a distancia se volvió una necesidad de primer grado. El contacto mínimo que permiten estas plataformas fue para muchos el apoyo que marcó la diferencia entre llevar una vida sana mentalmente y comenzar a desarrollar síntomas de depresión o ansiedad.
El hecho de poder entrar al chat rosario y conocer personas que están cerca de alguna manera hace que la sensación de soledad disminuya. No es lo mismo que el contacto humano, pero ha sido la mejor manera de vencer las consecuencias del aislamiento forzado.
El apoyo y afecto conseguidos a través de Internet ha marcado una diferencia significativa entre aquellos que son más susceptibles a la falta de afecto. Si bien no es lo ideal, es lo mejor que tenemos a la mano para conectarnos en este mundo en el que todos estamos aislados.