Carlos Saúl Menem (1930-2021)
Por Eduardo Lazzari.
La muerte contemporánea de los grandes hombres de la historia, y Menem sin duda lo ha sido, es un desafío para el historiador. El deber de abordar los hechos desde la perspectiva científica y la necesidad de apartarse de las pasiones, incluso personales, es sin duda una tarea nada fácil.
Vale aclarar que esta crónica omite el relato de sus gestiones de gobierno, que serán seguramente cubiertas en forma exhaustiva, y tiene por objeto recordar episodios de la biografía de Carlos Saúl Menem. Menem es un fruto dilecto de la Argentina de principios del siglo XX.
Hijo de Saúl Menem y Mohibe Akil, dos sirios llegados a esos rincones cuyo paisaje les recordaba la tierra dejada, nace Carlos Saúl en Anillaco, La Rioja, el 2 de julio de 1930. Era presidente Hipólito Yrigoyen, quien caería dos meses después.
Alumno de la escuela pública, llega a la Universidad de Córdoba, donde se recibe de abogado en 1955 y descubre el gusto por la política. Fue compañero de aula del cordobés Eduardo Angeloz, junto al que sería gobernador contemporáneo entre 1983 y 1989, y con quien competiría en las elecciones que lo llevaron a la Casa Rosada. Comenzó su actividad partidaria en 1957, siendo arrestado por primera vez.
Su primer cargo público lo obtiene en 1962 como diputado provincial, pero el derrocamiento de Arturo Frondizi y la anulación de los comicios le impide asumir. En 1964 visita a Juan Perón en España y luego viaja a Siria, donde conoce a su primera esposa, Zulema Yoma, madre de sus dos hijos mayores: Carlos Facundo y Zulema María Eva. En 1972 es uno de los pasajeros del vuelo que trajo de regreso al país a Perón.
El 25 de mayo de 1973 asume por primera vez la gobernación de La Rioja, y ya por entonces eran famosas sus patillas, a la usanza de Juan Facundo Quiroga, por cuyos montoneros jura el cargo, dando muestra de su plasticidad ideológica, la que mantendrá el resto de su vida. En 1974 fue elegido para despedir al presidente Perón en sus funerales en nombre de los gobernadores.
El golpe de estado de 1976 lo detuvo, y en un periplo que lo llevó a la prisión en un buque de la Armada, a Magdalena, a Mar del Plata, a Tandil y finalmente en Las Lomitas, Formosa, donde tendría una relación con Martha Meza, madre de su tercer hijo Carlos Nair, a quien reconocería luego de una disputa judicial. Liberado en 1982, inició su campaña para la gobernación de su provincia, a la que llegaría por segunda vez el 10 de diciembre de 1983.
Fue reelecto en 1987 y sorprendió a la política nacional, cuando luego del triunfo de Antonio Cafiero como gobernador de Buenos Aires, todo el país apareció empapelado con el rostro sonriente del pintoresco y la frase que se haría legendaria: “Síganme, no los voy a defraudar”.
En una de las últimas sorpresas electorales que deparó la historia nacional desde la restauración democrática, venció al bonaerense en la disputa por la candidatura presidencial peronista, en la única elección de ese tipo que hizo el justicialismo en toda su existencia, el 8 de julio de 1988.
El tumultuoso final de la presidencia de Raúl Alfonsín le permite triunfar en las elecciones presidenciales de 1989, y adelantando el traspaso de mando, Carlos Menem se convierte en el primer presidente peronista en recibir el mando de un radical. Completará diez años y seis meses, luego de su reelección en 1995, siendo el segundo presidente de más largo mandato en la historia, luego de Julio A. Roca. Hombre de acuerdos, vale destacar el clima distendido de la política durante la década de 1990.
Su logro más destacado en lo institucional fue el “Pacto de Olivos”, acuerdo que concretó con Raúl Alfonsín y que hizo posible la reforma constitucional de 1994, que aún rige los destinos del país. En el terreno internacional, intentó reubicar a la Argentina en el contexto del que se había apartado luego de la II guerra mundial, a través de acuerdos con los Estados Unidos de América y las potencias europeas, y el gesto reconciliatorio con Gran Bretaña luego de la guerra de Malvinas. Finalizó su segunda presidencia, siendo el primer peronista que traspasó el mando a un radical, Fernando de la Rúa.
Intentó volver a la Casa Rosada en 2003, cuando ganó la primera vuelta electoral, pero decidió abandonar el balotaje. Un par de años antes, en 2001, se había casado con Cecilia Bolocco, madre de su último hijo, Máximo Saúl. Ese mismo año estuvo preso durante seis meses por diversos vatares judiciales. En 2005 fue elegido en su provincia como senador nacional, cargo que ocupó hasta su muerte.
Ahora queda para la historia ubicar a este importante hombre público argentino en el lugar que le corresponde. Con su funeral en el Salón Azul del Congreso Nacional se vuelve a la costumbre de velar a los primeros mandatarios allí.