Esta es la fundamentación del voto de la senadora Claudia Ledesma de Zamora
La representante santiagueña votó en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.
Quienes promueven la interrupción voluntaria del embarazo trataron de instalar dos argumentos: la deshumanización del feto, al señalar que puede no ser merecedor de la vida, y la suavización terminológica dentro de las propuestas normativas.
No estamos sólo debatiendo la despenalización del aborto, sino además la legalización de la terminación de los embarazos no deseados, a cargo de los gobiernos provinciales y/o del sistema de salud en general.
Al sistema de salud, al cual se le pidió que trabajara a destajo para salvar vidas durante la pandemia, ahora se le pide que finalice con vidas no deseadas porque, entre deseo, mérito y antigüedad, el niño por nacer no debe continuar viviendo.
La propuesta tiene contradicciones morales, humanas, religiosas y legales. La contradicción que más nos preocupa es el aspecto constitucional, respecto de los tratados internacionales de jerarquía constitucional y del reparto de competencias entre la Nación y las provincias.
Nuestra Carta Magna dio jerarquía constitucional, entre otros tratados, a la Convención Americana sobre los #DDHH, que dispone que "toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción."
El proyecto es también inconstitucional al establecer normas procedimentales y reglamentarias en contradicción con las Constituciones provinciales. En ejercicio de su poder constituyente, doce provincias establecieron la protección del derecho a la vida desde la concepción.
Imponer una uniformidad legislativa que prescinda de los derechos y garantías que válidamente han reconocido las constituciones provinciales configura un avasallamiento de la autonomía provincial y una violación a la forma federal establecida en nuestra Constitución.
Como sociedad jurídicamente organizada, las políticas públicas deben estar destinadas a la construcción de caminos e instrumentos que salvaguarden la vida, lo que de ningún modo implica desconocer la dolorosa situación de vulnerabilidad y desamparo que sufren muchas mujeres.
Un Estado de derecho debe generar todas las estrategias positivas posibles para proteger a todos y cada uno de los ciudadanos, teniendo como prioridad a los más débiles. En este debate, el niño por nacer es el que debe ser protegido prioritariamente en su derecho a la vida.
Despenalizar el aborto para terminar con embarazos no deseados no resuelve el problema, sino que elimina simplemente el derecho a la vida de una persona por nacer. ¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema?
La Madre Teresa de Calcuta decía frente a líderes mundiales: “Hoy el más grande crimen contra la paz es el crimen contra los niños inocentes nunca nacidos. Si una madre puede matar a su niño ¿qué nos impide a ti y a mi matarnos el uno al otro?”.
Por lo expuesto, adelanto mi posición en contra de la interrupción o finalización de los embarazos no deseados en nuestro país.