Se viene un fin de año diferente y aconsejan bajar las expectativas respecto de las fiestas
La licenciada Emily Azar propone no ir imaginando si podrán hacerse reuniones, pensar en “sostener la familiaridad” de cara a la Navidad, y “ser muy flexibles con el balance” de fin de año.
Dentro de dos meses, en todo el mundo se celebrará la Navidad, y unos días después, finalizará el año. Es tiempo de festejos, y será otro de los tiempos completamente distintos, a raíz de la pandemia por coronavirus que azota a la humanidad. Fiestas que son sinónimo de reuniones de mucha gente. De todos los integrantes de la familia, de amigos.
Reuniones que se planifican con demasiado tiempo ¿Dónde nos juntamos este año? ¿A quiénes vamos a invitar? ¿Vendrán tal o cual? Eran algunas de las preguntas de rutina en el seno familiar, que hoy cambiaron por ¿Nos podremos juntar? ¿Solo los que vivimos en casa?
El panorama no es el mejor, y la necesidad de cuidarse es prioridad.
Expectativas
“Cuando se acerca diciembre empieza a sentirse el ambiente de fiesta, las ciudades se visten de colores y cada año los estímulos sensoriales llevan a elaborar la llegada de la Navidad y el pase a un año nuevo. Es “él” evento del año para muchas familias puesto que se reúnen en ese momento con algunos que no ven hace mucho. Pero ¿cómo será en el contexto de la pandemia? Aún no se sabe exactamente, y eso es lo que paraliza”, analiza la licenciada en psicología, Emily Azar.
Recordó que “la Navidad, asociada a la familia, y el año nuevo asociado a la vida familiar y amistosa, se esperan, se preparan, son ritos. Y en este momento no todo es bonito, muchos están peleando, algunos pasan la angustia de no saber con quién ni cómo se pasará. La vida en comunidad lleva a la relación entre las partes con un propósito en común, la forma de prepararse para la Navidad une, une en la decoración, en los ítems que se deben vestir ese día, en la comida, en los ritos de saludos, en levantar las copas, pero esta navidad quizás no haya abrazo, y habrá que seleccionar con quién pasar en caso de que haya algún tipo de reunión. Muchos barajan escenarios posibles, la mente los necesita para anticiparse, y nos encontramos con las ideas de, ¿Será solo una mesa? ¿No nos veremos? ¿Será virtualmente?”, añadió.
“Burbuja” de Navidad
“El comienzo de un año que continúa con medidas por Covid-19, el mismo número del año lleva a seguir hablando del 2019 cuando estamos entrando en el 2021, y eso pesa en mirar la situación con agobio, reconociendo el arrastre del coronavirus.
A su vez, muchas familias asociaban el fin de año con e inicio del nuevo año con vacaciones, las cuales no se sabe si se podrán llevar a cabo o no
Probablemente, la sensación de urgencia es lo que ha cambiado con esta pandemia, todo lleva a tener paciencia, a esperar, por no entender, por no saber cómo se sigue, y con ello, la mente no puede prevenir qué va a hacer para festejar porque no sabe cuántos pueden reunirse, qué es lo permitido y qué no, entonces, evitar salir, evitar comprar, evitar las tradiciones de cambiar arbolitos, implicaría si se da la ‘burbuja’ en Navidad, y ante ello deberemos sostener la familiaridad, la afectividad, y ser muy flexibles con el balance”.
Pensar de otro modo para no aumentar el malestar
La licenciada Azar planteó también que la “Navidad es festejo de nacimiento y en este caso, para muchos, la natividad no será esperanzadora, quizás albergue la tristeza, el enojo y la desesperanza, por eso es importante ver esta situación transversalmente, puesto que si la mente imagina que esto será eterno aumenta el malestar”, precisó.
“El fin de año implica hacer balances, logros, desafíos alcanzados, proyectos no concretados, ese peso simbólico tenemos que tener en cuenta puesto que este año fuertes factores pararon el mundo y eso puede teñir la percepción de logro”, amplió.
Apuntó, además, que “las expectativas sobre lo que se debe mejora el año siguiente, también es más incierta que antes, y todo eso angustia”.