La increíble "viveza criolla" de este argentino de 21 años para tomar mates y no trabajar
Se trata de un productor cordobés que desarrolló un impensado sistema para que la cosechadora funciones sola, mientras el aprovecha su tiempo con otra de sus pasiones. ¿De qué se trata?
La calidad y el talento argentino es requerido y valorado a lo largo del planeta a partir de su creatividad para facilitar las cosas y resolver algunos problemas.
En la Argentina, un joven cordobés de apenas 21 años consiguió desarrollar un sistema tecnológico que le brinda la posibilidad de utilizar la cosechadora en un campo, al tiempo que lleva adelante otra actividad.
Su nombre es Joel Príncipe y vive en San Ambrosio, una localidad ubicada a 16 kilómetros de Rio Cuarto. En ese lugar todos lo reconocen como “el inventor”, un pequeño “Da Vinci" del campo que se pretende dar respuesta y facilitar el trabajo rural.
En una nota publicada por el sitio Agrofy News, se detalla que Joel Príncipe terminó la secundaria en una escuela agraria y se dedicó a la siembra y a la cosecha.
No obstante, el joven siempre sintió curiosidad por la electrónica y a partir de allí fue como surgió su primer invento, que inmediatamente tuvo mucha repercusión.
“La experiencia en el campo me hizo dar cuenta de la necesidad de incorporar tecnología, por eso fui aprendiendo solo. Luego que hice el primer piloto me seguí interesando más en la parte de la electrónica e hice un curso básico para arrancar”, contó en una entrevista con la periodista Sofía Espejo, de ese portal.
El primer desarrollo-invento de Príncipe es un sistema que permite a la máquina cosechadora funcionar sola para que él pueda tomar tranquilamente “mates”.
Se trata de un dispositivo "manos libres" para la trilla de maíz. Consiste en la aplicación de un sistema en el cabezal de la máquina para corregir su dirección según de qué lado pegue la planta.
No obstante, si bien el sistema funciona, aún le falta cierto desarrollo: “Son sensores que guían la cosechadora en el maíz. Tiene que cumplir varios requisitos para que funcione bien. El maíz tiene que estar derecho, no debe tener malezas, o si está sembrado en curvas de nivel puede fallar”, reconoció el joven.
No obstante, Príncipe fue por más. Su segundo invento, aún en desarrollo, fue un inhibidor de alcohol al volante: “Aún es un prototipo. Funciona con un sensor que detecta alcohol en el aire e inhibe el sistema de arranque en caso de advertirlo”, precisó Joel.
Precisó que la idea se le ocurrió al ver tantos accidentes viales por causa del consumo de alcohol: “Hoy los autos vienen con tantas cosas, estaría bueno que traigan algo de eso para para proteger más a la gente”, subrayó.
“Cuando empecé a buscar el sensor descubrí que ya estaba hecho en camiones nuevos y en autos de alta gama de otros países. De igual manera decidí hacer uno yo, lo estoy probando, pero me hace falta bastante desarrollo para optimizar el funcionamiento del dispositivo”, añadió.
Consultado acerca de si piensa llevar estos desarrollos al mercado, Joel dijo: “Nunca había pensado en la posibilidad de venderlos, necesitaría probarlo más para dar ese paso”.
La fama de inventor de Príncipe es tan grande que incluso ya lo llamaron desde Córdoba para encargarle un sistema bien específico: pretenden que el joven consiga incorporarlo en bicicletas fijas para que los ciudadanos carguen sus celulares mientras se entrenan.
“El sistema trabaja de manera tal que cuando pedaleo, la corriente de energía eléctrica se genera desde un dínamo y fluye adaptada para el funcionamiento del teléfono celular. Es decir, sirve para cargar la batería”, reveló Joel.
Con el impulso de sus inventos a cuestas, Príncipe decidió empezar a estudiar a distancia la carrera en Desarrollo de Software. ¿El objetivo? “Para poder manejar circuitos electrónicos mediante un monitor”, completó.